Nuevas voces con reclamos urgentes llegan a nuestros oídos a través de la virtualidad. Achoradas sabrosas, diversas, vociferantes, aferradas a las rocas de su legítima lucha y feministas, recontra feministas. Así son Lorena Peña, Liliana Albornoz y Rocío Fuentes que levantan sus voces en este podcast que llega a su tercer episodio y nos ha acostumbrado ya a sus jugosas, exhaustivas, divertidas y necesarias entregas.
¿Qué puedes encontrar en Achoradas? Escuchar esta iniciativa de purito corazón y punche, impulsada por la colectiva Collera y El Galpón Espacio, es sumergirse en el diálogo feminista que suena fuerte en la región. Cada episodio desarrolla un tema crucial: el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, la ciudadanía, poder y representación política de la mujer… y a partir de él se pasa revista a documentos históricos, poesía, arte, denuncias, testimonios y mucha buena música. Todo esto que no escucharás en los insufribles medios tradicionales peruanos que, como bien sabemos, huelen mal.
Este tercer capítulo, Esterilizaciones forzadas, ¡Nunca más!, es una perfecta muestra de lo que es Achoradas, tu pastilla para despertar, para no olvidar. En los graves momentos que vive nuestro país es una obligación escucharlo para no olvidar una de las más grandes tragedias que han vivido las mujeres peruanas (las Achoradas nos recuerdan que también contamos hombres entre las víctimas de Alberto Fujimori.
Así que ponte tus auriculares para informarte, entretenerte, reflexionar y crear conciencia con este podcast feminista ¡con harta concha!
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Uomo Botocudo (Brasilia), daguerrotipo de Thiesson por encargo del anatomista E. Serres en 1844.
Curioso que siendo recogida desde la oralidad, esta anécdota sirva para caricaturizar performances culturales usualmente reconocidas como desvinculadas de la escritura. En mi opinión es vano lanzarse a determinar si fue el communard Théodore Ber (Figeac, 1820-Lima, 1900), a quien remeda Achille Peuvrier en su lección de 1885, o nuestro célebre Palma, el primero en contarla sobre papel con tinta: Dos “indígenas”, “peruanos”, para el etnógrafo o “mitayos”, como los llama don Ricardo en su bien conocida tradición Carta canta, quienes le atribuyen a una nota el haberlos acusado de comerse un mandado de frutas que debían transportar. Un cuento convertido en comedia que a todas luces se pierde en el hervidero maravilloso del boca a boca.
Sorprende aquí, e importa cuestionarse, además, la autoridad desde la que enuncia, Monsieur Peuvrier, miembro de la Société d’Ethnographie y de la Société Américaine de France, quien se refiere a estos “pueblos infantiles” de “música ensordecedora” como pastores “bastante ignorantes” con lo que inmediatamente deslegitimiza reduciendo a mecanismos mnemotécnicos los quipus a los que se refiere en líneas precedentes. Convendría echar un vistazo a su trayectoria en Sudamérica, revisar sus fuentes para producir este panorama ambicioso sobre el desarrollo humano en esta parte del mundo que, a pesar de la belleza de sus textiles, su agricultura bastante desarrollada o su manera de distribuir los recursos –todas cualidades que admite–, no fueron capaces de incitar en el autor una invitación a profundizar su estudio, a detectar prometedores hallazgos posteriores.
Esta anécdota que pretende pasar como contrabando de evidencia científica condensa el pensamiento que se alterna con el imaginario popular que alimentaron relatos de viajeros, exploradores o naturalistas de fin del XIX. La consolidación de una mirada, en el mejor caso paternalista, de las distinguidas “otras razas” que no alcanzaron la cúspide de una escritura alfabética basada en la incapacidad de “leer” de manera transversal al otro.
Sin embargo, insistamos, la fuente del francés es de origen oral. Escritura sobre la oralidad que la detiene para convertirla en burla por metonimia y para insistir en el patrón y la superioridad de la letra. Esto es lo que, a nuestro parecer, produce la verdadera anécdota.
Este discurso segregacionista se apoya y, probablemente, se alimenta en cierta medida de una iconografía poderosa producida por la cámara fotográfica, pero no solo eso. Echemos un vistazo al logo de la Société d’Ethnographie estampado en la carátula del texto de Peuvrier: Un hombre blanco barbudo con el pecho erguido como en ascensión escoltado como Cristo por otros dos más bajos y oscuros, menos corpulentos; todos los sexos ocultos, tomados de la mano. « Corpore Diversi sed Mentis Lumine Fratres » (Cuerpos diversos y hermanos por la luz de la mente), puede leerse alrededor de este esquema que reproduce el eurocentrismo de manera emblemática.
Por último, añadamos nuestro asombro sobre la plasticidad del discurso, que acomoda la norma en función de su beneficio. Mientras se lamenta sobre la profanación de las huacas a partir de la certeza de que valiosos documentos han sido destruidos por “nuevos vándalos”, aparece en nuestra memoria de nuevo el amigo Ber, quien luego de ser profesor, empleado de correos, administrador de haciendas, fundador periódicos, se dedicó a la arqueología en ciernes en las costas de Ancón. ¡Qué leve es la línea entre el “vándalo”, el savant y el salvaje decimonónico!
“Los incas organizaron un culto a parte, el culto al Sol. El culto de la Piedra fue igualmente muy desarrollado: la diosa Manta era venerada bajo la forma de una gran esmeralda. Estos pueblos no tuvieron escritura, o al menos los incas hicieron todo lo posible por desaparecer su uso. Se servían de qquippu, suerte de cuerdas mnemotécnicas; su sentido sería todavía comprendido por algunos pastores peruanos. Ellos son, por lo demás, bastante ignorantes. El señor Ber, de Lima cuenta, a propósito, una historia bastante divertida. Un rico propietario enviaba a su amigo de Lima una cesta de frutas y, al mismo tiempo, remitió una carta detallando su envío con dos cargadores. En el camino, los dos indígenas se refrescaron a expensas de su carga. Se preparaban a retomar la ruta cuando se dieron cuenta de que la carta había caído al suelo. Según su pensar, la carta los había visto y los podría denunciar. En efecto, el citadino les pidió cuentas sobre las frutas que faltaban y no obteniendo respuesta satisfactoria, les remitió una nueva carta. Sin embargo, los dos peruanos, al pasar por un torrente, sujetaron el ser maligno, le amarraron una piedra al cuello y lo tiraron al agua.”
Achille Peuvrier. L’Ethnographie de l’Amérique du Sud. Lección realizada durante una sesión de la Alliance Scientifique Universelle el 28 de mayo de 1885 publicada en París (Hermanos Maisonneuve y Charles Leclerc. Libraires de la Société d’Ethnographie, 1885) [fragmento traducido por Carlos Estela]
Algunas semanas antes me llegó su libro. Uno de esos que se lee al tiro: Por el color del trigo. Una maravillosa ficción sobre la ficción. Toño Malpica se atreve, con la precisa inocencia del sabio o el niño, a imaginar un trozo de la vida de Saint Exupéry, el padre de El principito.
Ese sábado de julio, el auditorio de la Casa estaba a reventar, algunas familias en busca de algo de teatro para niños que se toparon con una charla, desistieron, sin embargo, otros confundidos se dejaron seducir. Indudablemente, un libro tan de entraña como aquel del príncipe estelar y sus cabellos trigales, debía convocar a cierta legión de sus seguidores. Muchos compartieron sus experiencias de lectura sobre este pequeño clásico moderno.
Toño nos habló de su propia relación con El principito, de la escritura como un delicado viaje, del la infancia, de la amistad, de sus lectores que -aunque él no lo dijo- lo aman y esperan sus próximas entregas editoriales.
La conversa giró principalmente en torno al Bribonzuelo y espero que haya contagiado, a quienes no tuvieron oportunidad de leer a Malpica, las ganas de enfracarse en este Por el color del trigo que lleva hermosas ilustraciones de Iban Barrenetxea.
A continuación, puedes escuchar la charla que tuvimos, aquí:
«Agregaremos lo que Frezier reporta en su bella y curiosa relación del viaje a la mar del Sur, a las costas de Chile, impresa con privilegio & aprobación en 1716. Este autor dice que el estado monástico que ha inundado toda Europa, se ha extendido aún más allá de los vastos mares, en las colonias más alejadas donde llena, hasta los últimos recovecos, habitados por los cristianos, pero es particularmente en Lima, capital del Perú, que se ven legiones de monjes cuyas casas han absorbido la más bella y la mayor parte de la Ciudad…»
Brice, Germain. (1725). Nouvelle Description de la Ville de Paris et de tout ce quelle contient. París: Edición de Julien-Michel Gandouin.
Según proverbio popular, Lima es el paraíso de las mujeres y el purgatorio de los maridos; en efecto, la limeña es una soberana cuyo imperio es indiscutible, y no es indigna de la influencia que ejerce. No sabríamos alabar suficientemente su espíritu natural, su elocuencia satírica e inacabable, su gracia innata, su amabilidad, la vivacidad de sus aires, la elegancia de sus maneras, el fuego de sus miradas, sus pies encantadores, su mano de niña y su abundante cabellera negra.
Ernest Grandidier. Voyage dans l`Amérique du Sud. 1861
«Un artista de circo, un malabarista, no puede aprender a tirar las pelotas en el aire si antes no las ha recogido del piso muchas veces.»-nos dice Geraldine Sakuda, Directora Pedagógica de La Tarumba cuando conversamos de todas aquellas cosas que el circo nos puede enseñar para enriquecer nuestra vida: olvidarnos de la vergüenza, esforzarnos hasta nuestros propios límites, trabajar colaborativamente, conocer nuestras posibilidades físicas, entre otras. Como veremos en esta nota, el circo incluso puede ayudarnos a conseguir trabajo.
Así es. Quizás no lo sabías pero La Tarumba –toda una institución del circo en Perú-, desde hace tres años desarrolla aquello que llaman circo social, una alternativa para mejorar la empleabilidad y el emprendimiento en los jóvenes.
A la fecha, ya son cientos los chicos y chicas que han sido becados para cursar estos talleres de tres meses que los preparan en los aspectos básicos del circo, la música y el teatro.
Seguramente ya te estás preguntando cómo funciona todo esto.
Del circo al trabajo
Cuando comenzamos a aprender algo, es casi obligatorio equivocarnos. Nadie nace sabiendo. Pues bien, en el circo debes enfrentarte constantemente a las equivocaciones. Se trata de trabajo duro, de persistencia, de olvidarnos bastante de la vergüenza (esenciales en la enseñanza), pero también se trata de saber trabajar en equipo, ser responsable, organizarse, confiar, crear en conjunto.
Todas estas habilidades se desarrollan casi como jugando (una de las formas más eficientes para generar aprendizaje significativo), de manera transversal, en las clases bajo la carpa. Sin embargo, los participantes (todos becados) también son formados en la redacción de su currículo vitae, procesos administrativos, tributarios, entre otros.
Asimismo, como nos cuenta Patricia Frías, Coordinadora Nacional del proyecto, cosas tan sencillas como ser estrictos en la asistencia y puntualidad demuestran a los chicos que hay un interés por sus personas, al tiempo que los hace caer en cuenta de que la oportunidad que tienen ellos no la tienen otros así que… hay que aprovecharla al máximo.
Circo social
Esta hermosa experiencia está sucediendo aquí en Perú pero también en Argentina y Chile donde organizaciones semejantes, también con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, se encuentran implementando metodologías similares que tienen el objetivo de ayudar a la inserción de los jóvenes, principalmente de zonas desfavorecidas, en el mundo laboral.
Al mismo tiempo, La Tarumba se encarga, de alguna manera, de mediar entre los jóvenes, las organizaciones populares a las que pertenecen y también con las empresas que buscan trabajadores con las cualidades que son desarrolladas en los talleres.
No queremos extender más este preámbulo. Escuchemos a los protagonistas de esta aventura y constatemos una vez más que el arte es un vehículo muy poderoso para aprender.
El interesado parroquiano que quiera toparse sin intermediarios con las letras del historiador, profesor, catedrático… iqueño: Porras Barrenechea, puede enfrentarse a los 17 títulos que son accesibles, por ahora, en este espacio en línea. Y digo «por ahora», no en ánimo pesimista, aludiendo a la fragilidad de este tipo de repositorios virtuales; todo lo contrario, animoso frente a su feliz amenaza de publicar una obra nueva cada mes.
Un buen amigo, a través de un comentario en redes, se impresionaba: «cómo surge la idea de graficar una decapitación». Lo inscribió debajo de una foto que tomé -antes de que se avergonzarán las Panchas- en el colegio Francisca Diez Canseco en Huancavelica. «La Guillotina (Muerte de María Antonieta)», un título hermoso como la naturalidad misma de esta microinstalación realizada por la estudiante: barbie, el metal y su verdugo. Casi sin compañía, la reina entrega su cuello al victimario negrísimo en un castillo de grisú. Casi porque el tamaño de estos tres personajes es tal que los pequeñísimos pobladores se veían tremendamente distantes.
Sus compañeras, mientras, habían elegido el ataque de los descalzonados parisinos a la Bastilla para representar la Revolución Francesa. Todas diversas variantes en las que las masas enardecidas de soldaditos de juguete multicolores se tiraban abajo alguna institución real. Ella, sin embargo, había concentrado toda la revolución en la cabeza de la reina, no del Luis, incomprendido, Luis; sellando el asunto en silencio y soledad. La sonrojada estudiante no me dejó preguntarle sus razones, aunque tampoco me preocuparon ni me preocupan… solo me sedujo su esfuerzo y su elección me ha dejado reflexionando ante múltiples puertas abiertas.
Jean Pierre Houël
Natural también es esta violencia que somos y que no puede, no debe, ser evitada en el aula. Enseñar la Revolución Francesa o cualquier otro “hecho histórico un poco salpicadito de rojo” (como dice Jorge) es momento, no solo de enumerar (menos memorizar) todo lo que «significó» la caída de la Bastilla y la muerte del rey o la Declaración, las ideas de la Iluminación… sino también para atravesar esta línea de tiempo y el discurso sobre la República y la Democracia que parloteamos discutiendo sobre la muerte y la violencia, las razones que nos llevan a ello, qué sucede al día siguiente y otros temas que convocan a diversas materias.
Podemos, además, hacerlo como en aquel colegio huancavelicano, pidiéndole a los estudiantes que representen libremente el suceso o sus consecuencias, así, plásticamente. El requisito, por supuesto, es que sean las propias manos de los estudiantes que se enfrenten y jueguen con los objetos, recortes, titulares, maquetas, collages… Las sorpresas están garantizadas.
Estudiosos surafricanos descubrieron restos de marihuana en algunas pipas empleadas por William Shakespeare a través de sofisticados métodos forenses.
Fueron en total 24 fragmentos de pipas (¡de 400 años!) en las que se encontró, además de cannabis, cocaína proveniente de hojas de coca “peruanas” aseguran el Independent; producto probablemente introducido en Inglaterra por el corsario Francis Drake.
Ya empiezan a hilvanarse conjeturas sobre las relaciones entre el acto creativo de la máxima pluma inglesa y el consumo de estimulantes. El artículo refiere el Soneto 76 en el que Sir Will escribe sobre “invention in a noted weed”. Aquello que ciertamente nos preocupa es si la tremenda imagen del dramaturgo se verá afectada por este supuesto hábito. Sin embargo, a William lo que es de William.
Venía de leer la vida de Alexandre Gersin (Peste y Cólera de Patrick Deville), microbiólogo aventurero que erigió un pequeño imperio personal de investigación en medio de selvas asiáticas, lo que me arrojó avidísimo a L`or, novela plagada de poesía, de Blaise Cendrars en la que cuenta el apogeo y fracaso de Sutter, colono en California y andaba buscando otra historia real de hombres tenaces y empresas imposibles envuelta en alguna narrativa que fluya cuando, de pronto, llegó La rebelión de Tupac Amaru de Charles Walker.
Un auditorio lleno durante la presentación y, a continuación, el stand del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) –editor del libro en versión castellana- asediado por múltiples asistentes adquiriendo el libro, fueron vaticinio del éxito. Casi 2 000 ejemplares vendidos en dos semanas, durante la 20a Feria Internacional del Libro de Lima son testimonio del interés que suscita entre el público peruano la figura del revolucionario más conocido de nuestra historia.
Charles F. Walker, profesor principal del Departamento de Historia de la Universidad de California le ha dedicado ya varias publicaciones a temas históricos peruanos. Durante su estancia académica en Cusco es capturado por el personaje de José Gabriel Condorcanqui y ahora, en este libro: La rebelión de Tupac Amaru, ha sido capaz de sintetizar decenas de estudios, a la luz de nuevas fuentes que esclarecen varios aspectos determinantes de esta revolución cuyo impacto se dejó sentir no solo en Perú y no solo en el siglo XVIII.
El profesor Walker se dio un tiempo para charlar y presentar este libro y su contexto a los profesores de PerúEduca. Aquí nos cuenta sobre algunos detalles de su investigación como el papel fundamental que cumplió Micaela Bastidas o la incidencia de la Iglesia en el desarrollo de la rebelión.
Te invitamos a revisitar a uno de los personajes más determinantes de nuestra historia colonial a través de esta entrevista. Les anunciamos que es muy probable que el IEP publique una segunda edición de este libro escrito con rigor sin dejar de ser entretenido, una virtud rara en el ámbito académico que, quienes no somos especialistas, apreciamos enormemente.