Musa x paradisiaca es el bello nombre que merece el plátano para latinos científicos. El nombre yanesha, sin embargo, es un poema cuyos equivalentes en mis tristes lenguas de occidente desconozco y no me afano en conocer. Siento que el lazo que ato se deshace constantemente como el hígado de Prometeo en fauces rapaces.
Me ha seducido el sonido, encore:
Serach pop`ñer ño`setspar
Así llaman los verdaderos habitantes de Pozuzo o Villa Rica al banano cuyo tallo utiliza la farmacopea yanesha para librarse de tos, bronquitis, asma u otras enfermedades respiratorias.
Este es el uso que origina el poema y no nuestras propiciatorias palabras.
Una dosis del fuego de Prometeo en el libro Yato`ramuesh: plantas medicinales yaneshas, un extenso manual para reencontrar lo que fuimos cuando humanos.