estte ppez dde plommo atrappado enn repeticioness dde Histooria gravammen tuu peceera péetrea ccara dde muundo quuimo ciiencia abbZurdo dell gessto tumboo trraspiés derrrrota instaante
Ppez que no Gûevo Manofalsa. Perú Bu
estte ppez dde plommo atrappado enn repeticioness dde Histooria gravammen tuu peceera péetrea ccara dde muundo quuimo ciiencia abbZurdo dell gessto tumboo trraspiés derrrrota instaante
Ppez que no Gûevo Manofalsa. Perú Bu
Lope, mi muy Perú Bú, Aguirre a trotes, entre troncos a garras, pisando tinyas, oropéndulas, cohítis de la mano del Doctor Gran Retruécano, vulcanizador callaíno, amo de los tambores de agua donde hundíanse regocijadas las cámaras perforadas. Este Retruécano junto a nuestro padre, aunque la historia oficial no lo consigne, fundó otrora la Nueva Guarida Chalaca apoyada expresamente en la trompeta pilar de Perú Bú, padrenuestro, aquella que levantaba entera el río de granos que dejasen los trailers sobre el asfalto, picoteados por pirañas para abrirle paso al cortejo de buques vencidos y desvencijados, con la proa baja, que atravesaba República de Panamá, con el puñal en la espalda, ojo enrojecido…
Guarida y gloria del Guante que golpe (¿bus?), cosía, estudiaba sin prisa los pasos, las poses, el sordo actuar vil en las esquinas porteñas signadas por humo, bruma & maña. Sus cuatro manos metálicas unidas para siempre en conjuro musical lustrosas de oro, lustrosas de plata – bautizadas en alguna cocha transportada desde altura -empuñaron punzón, ganzúa, botella rota, bajo sus lenguas ocultaron también semibrillantes navajas afiladas como su verbo demoledor, real armamento que mantenía a raya y punto más el aceite sanador de la trompeta perubólica, más neumáticos negros pulmonares liberando aros como un quebrar de huesos.
Sus dedos, tres, cuatro… Y el piano de piel lenta y fácil. Ella, al fondo o al costado, se inclinaba detrás de las notas. El sentido recogido y una reunión de hebras de silencio. La faz cómoda de los días y la partitura abierta y la palabra. La palabra sola dispuesta para el auditorio. Recorrer los oídos con una nota límpida de sí misma. ¿Debussy?, no. al soltarla los visitantes sumaban 6. Quiso que el epílogo fuese su gama. Arrojadas en el oído musical, imposible contenerse. Y de su corpiño indeleble extrajo una pena tonta y al extenderse en el vacío de la otra música, el piano había desaparecido. Y también sus diez dedos, Mirántipa.
Quién yo sino tú, demonio del Oro, misio semejante apenas mío… Botando fuego hacia la trompeta que es tu antebrazo izquierdo. Doble metal día / música noche… “Renacer es fango hecho funky” susurraste al oído de “Él” Contrabajo. “Somos cuerda y vientos” –contuvo el otro. Las negativas eran ácido para y por Perú Bú, mi solo, mi único, bruto que no sabe más menester que soplar y sanar con matemática para oídos, tensión de espíritu pitagórico que congelo tu dorado para hundirse en tu mismo delgado intestino de intensivo instinto forjado a mil grados gordos del norte alabados del maíz, de la guerra como si el tiempo en que tocaras pututo y no la Gran Trompeta del Jazz, ahora oxidada en aquel miembro superior izquierdo inclinado al horizonte que no al sol de otrora. Allí, detrás, frente a mí, a mi lado das, hundes más encima y vieras, sintieras la comezón en la lengua, en el muñón metálico, la microprótesis sinfónica, alocada y caduca… ahora que estás solo, que estoy solo, que estamos solo… “Él”
Debiera yo metropólito, pagano, patafísico –es decir: igual a mí mismo-introducir la efigie y figura deste padre, su aparecer de acacia muerta, las trompetas que lleva por miembros, sus habilidades como extirpador de idolatrías en los reynos chalacos de ultramar y se me queda batiendo la lengua constelada dibujando un aspa en el umbral del Real Colegio Patafísico del Callao, de espaldas al Pacífico.
Amadamadre Bú solía decirme: A qué crías todos esos libros viejos humedecidos en el granero? Por qué razón del demonio los siembras en los maceteros? Yo sé a qué saben ya, por qué no los despachas y te quedas con los por probar? Y la mía idea venía a la lengua, ensalivaba colmillos, labios, barbas: Los alimento y cuido para nuestro mañana. Pues este es un hecho hasta hoy, el día, que vienen al hogar estos cachorros, acuatizan en misla y yo los acojo, hecho bizarro questos, aunque no me plazcan, aunque provengan de autores que no visito pero que reconozco, encuentren morada aquí. Están aquí creciendo. Ganan tiempo en páginas marillas, ganan tajos, cicatriz, edad de robles. Algunos, los más, alimentándome con sabia de otros, los mejores del planeta, antídotos de ciegos, sordos, mancos. Elegidos hay que toman estos pequeños y los llevan consigo, no tienen mi consentimiento pero así sucede y quizás ser así deba, como cuando la Gran Gata Blanca abandóname y regresa.
Aquí están todos los que quepan para quienes vendrán a quitarse el velo.
Haces bien Mare mía, en olvidar fiestas fantasmas… Yo también me pregunto: ¿Independientes de qué? ¿De la mueca occidental de España? ¿Del gesto abominable de un águila calva? ¿De las minas llagas ambientales? ¿los adrianos de la pesca? ¿Nuestro nombre no sigue siendo escudo de armas? ¿La lengua de nuestro Hombre no ha sido ya cercenada?
¿Somos independientes de nosotros mismos?
¿El cuerpo de Amaru, Tambohuacso, Catari, no sigue siendo despedazado en manos de nuestro propio orden enfermo?
Los héroes por recordar deben ser blancos militares que nos pasean en las narices sus mafiosos tanques, sus barcos cocainómanos, que filman a hurtadillas mujeres que no pueden poseer y que sueñan con la sangre de una guerra que no se avecina, de lo contrario son terroristas serranos, parecen decirnos las autoridades con su teatro popular y quijotesco al arrancar una bandera que parece asustar por su similitud con símbolo subversivo (¿alguien se acordó de Velasco?).
Un triste vecino sin espejo, aspirante a gringo se orina los pantalones ignorantes y revela el contenido de su cerebro: Empleada (indio) =Túpac Amaru = Terrorismo (Lori se mudó a mi edificio).
El Perú que celebra este Cónsul no se escribe, está vivo en pongos recónditos, es hablado por unos cuantos, fue momificado bajo tierra, aguardando a quien se atreva.
¿Quién será el que mida y con qué regla?
¡Cultura es un bosque virgen! plagado de vida, inhóspito & bruto. fangoso, sonoro, rozagante, naif, mineral, necesariamente oral decía la Tuba Multipavor de Perú Bú a Perú Bú cuando Perú Bú hubo olvidado su memoria en el retrete de perubúes.
Decías que en el país que debiera ser naciones y encriptaste con tu nombre, país al pie del Pacífico, de comensales que no piensan sino en el plato, existía tu dichosa Cultura. Hablabas de un hecho de eso que llaman occidente y que sucedió por accidente.
Pero todo esto me lo habías contado tú.
-¡Minif Histeria es una empresa multiPIGmea de sastre estéril! –interrumpió el gritó de Perú Bú quien estrelló la trompeta. Quieren empapelar y sellar a Cultura, quieren licitarla…
-Qué dices, padre…
-Que se multiplica, que se hace varios dinosaurios, lagartos y largadictos o más de lo mismo, que se hace Casa de la Cosa y Costra Nostra luego, luego… habla un idioma extranjero… estrellas, águilas, ficciones baratas… retóricas incendian…
-Termina tu historia y basta de visiones…
-Se comen a Cultura, se la comen… y la vomitan en bocados…
-Tú eres comensal que soy yo.
Uepa, hey, vida al cónsul: de madrépora a Rey.