A propósito de la aparición en Brasil una antología en castellano de textos de Gastón Fernández, investigador y narrador peruano, reflexionemos sobre la difusión de nuestra cultura.

Sorprende la publicación de un autor peruano –que emplea el castellano en sus textos– a cargo de una editorial brasilera. Este es el caso de El ignaro tiunfo de la razón, un libro de casi 500 páginas que reúne diversos poemas, ensayos, cartas… y los «relatos aparentes» del autor peruano Gastón Fernández Carrera, publicado por Lumme, editorial asentada en São Paulo, el año pasado.
Lo que sorprende aún más es la elección de este autor. Gastón Fernández no es muy conocido en nuestro propio país. Esto se debe a varias razones. La primera es que se trata de un autor muy raro. Sus relatos pueden sorprender, dejar atónitos e incluso cansar al lector. No se trata de historias para entretener, con un principio, un nudo y un desenlace. Esto, por un lado, lo ha hecho difícil. ¿Cómo abordar este texto? ¿Qué interpretación puedo darle? Por otro, Gastón se alejó de nuestro país. En los ochenta se instaló en Bélgica donde trabajó como profesor en una universidad. Allí fue reconocido como ensayista, historiador del arte. Su relación con Perú y, en consecuencia, la difusión de su obra, se debilitaron.

El libro del rescate
En 2010, la revista more ferarum, dirigida por dos estudiantes sanmarquinos publicó un volumen doble que recopiló todos sus relatos y, de alguna manera, puso sobre la mesa de la academia peruana, la obra de este extraño pero fascinante narrador. Años más tarde en 2008, la revista argentina Tsé-tsé introduce un dossier bastante jugoso sobre Fernández Carrera. Es precisamente este trabajo editorial realizado por Reynaldo Jiménez, poeta peruano radicado en Argentina, el que impulsa la edición brasilera de nuestro autor que saludamos con gran alegría pues se trata de un reconocimiento a una obra casi anónima de un autor peruano que no deja de sorprender a muchos cuando descubren sus tesoros.
Autores enterrados
He viajado dos veces a Puno este año y pregunté a todos los docentes y especialistas que encontré si conocían a José Portugal Catacora, un pedagogo discípulo de Encinas. Yo había encontrado un hermoso libro suyo y necesitaba compartir esta emoción, saber más sobre él. Lamentablemente fueron muy pocos, tal vez dos personas, quienes tímidamente comentaron haber escuchado algo de él… pero… acaso han podido leerlo.
¿Qué otros autores conoces tú que merecen una mayor difusión de la que poseen? ¿De qué maneras podemos difundir sus obras? Estas son preguntas que nos debemos hacer con urgencia. En nuestro hermoso Perú existen muchas riquezas que permanecen enterradas no solo debajo del suelo, también en oscuras bibliotecas, en manuscritos perdidos… Creo que es una misión, como profesores, difundir, hacer conocer… después de todo, se escucha con insistencia esta frase sabia y popular: No se ama lo que no se conoce.