Tamaicaspi: El árbol de la lluvia

interculturalidad

He visto varios artículos sobre el “descubrimiento” de este curioso tamaicaspi o «árbol de la lluvia» en diversos medios (La España moderna, 1910; ¡Adelante!, 1911 y este mismo año los diarios Kalgoorlie Western Argus de Australia y el Coast Side Comet de California reproducen la misma información.

Estas publicaciones indicaban que la cantidad de agua recuperada de un árbol de lluvia (rain-tree) alcanza los nueve galones diarios. Los cálculos occidentales, a menudo ambiciosos, proyectan una plantación de diez millares de estos árboles capaces de producir 385 000 litros del precioso elemento.

Sin embargo, esta maravillosa planta es ya conocida por los europeos lectores de Salgari quien la menciona en una cómica anécdota de La Regina dei Caraibi (1901) haciendo notar las cualidades de la misma. En el Perú, el botánico alemán Augusto Weberbauer publicó sobre ella en el Boletín del Ministerio de Fomento en 1909. La nota que comparto, aparecida en 1877 en un diario francés (The Aberdare Times de Gales lo reproduce con ligeras variantes dos meses después) podría ser de las primeras noticias sobre el tamaicaspi en el viejo continente.

Imagen: Pixebay

» El cónsul de los Estados Unidos de Colombia, en el departamento de Loreto (Perú), acaba de escribir al presidente Prado para entregarle curiosos detalles sobre un árbol que existe en las selvas vecinas de la ciudad de Moyobamba.

Este árbol, llamado por los naturales tamaicaspi (árbol de lluvia), está dotado de propiedades remarcables. Cuando alcanza su desarrollo completo mide alrededor de 18 metros de altura; su diámetro en la base del tronco es de un metro.

Este árbol absorbe y condensa, con una sorprendente energía, la humedad de la atmósfera y se puede ver el agua gotear constantemente desde su tronco y caer en forma  de lluvia de sus ramas. Esto de una manera tan abundante que el suelo alrededor se transforma en un verdadero pantano.

El árbol de lluvia posee esta propiedad en muy alto grado durante la temporada de verano, principalmente cuando el caudal de los ríos es bajo y el agua escasea. El cónsul de Loreto propone plantar el árbol de lluvia en las regiones áridas del Perú para mayor beneficio de sus agricultores.»

Le Petit Caporal. Año 2 Núm. 232 del 11 de setiembre de 1877 p.3. [Trad. CE]